La adolescente paquistaní Malala Yousafzai y el activista indio Kailash Satyarthi recibieron en el ayuntamiento de esta capital, el Premio Nobel de la Paz 2014 por su lucha a favor de los derechos de los niños.
Durante su discurso, Malala agradeció al Comité Nobel por distinguirla con el Nobel de la Paz y afirmó estar orgullosa de ser la primera pastún, la primera paquistaní y la persona más joven en recibir el premio, que afirmó, honra a quienes no tienen acceso a la educación.
“El premio es para todos los niños olvidados que quieren educación, aquellos niños asustados que quieren paz, los niños que quieren cambio”, señaló la joven y agregó que es “tiempo de hacer algo para que sea la última vez que vemos a un niño privado de educación”.
“Hoy represento a los 66 millones de niños privados de educación en el mundo”, indicó Malala, tras recordar cómo se opuso a la prohibición del Talibán para que las niñas vayan a la escuela y cómo fue atacada por la milicia para silenciarla.
“No pudieron acallar nuestra voz, que desde entonces se ha vuelto más y más fuerte”, subrayó la adolescente, quien también expresó sentirse muy honrada de recibir este premio junto con Kailash Satyarti, quien ha estado defendiendo los derechos del niño durante un largo período.
Me alegra, agregó la galardonada, que podamos unirnos y mostrar al mundo que un indio y un paquistaní pueden unirse en paz y en el trabajo por los derechos de los niños, de los menores que no tienen voz, pero buscan el cambio.
Por su parte, Satyarthi destacó en su discurso tras recoger la medalla y el diploma que para él era un honor compartir el Nobel de la Paz con Malala, a quien consideró como su hija, y quien comparte su mismo sueño de velar por el bienestar de los niños del mundo.
“Desde esta tribuna de la paz y la humanidad, me siento profundamente honrado de recitar un mantra de los antiguos textos de la sabiduría, los Vedas. Este mantra lleva una oración, una aspiración y una voluntad que tiene el potencial de liberar a la humanidad”, indicó.
Al igual que Malala, el padre de la Marcha contra el Trabajo Infantil dijo que el representaba la voz de los niños “Yo represento el sonido del silencio. El grito de inocencia. Y frente a la invisibilidad he venido aquí a compartir las voces y sueños de nuestros hijos”.
Hace veinte años, recordó, en las estribaciones de la cordillera del Himalaya, me encontré con un niño pequeño y flaco. Me preguntó: “¿Es el mundo tan pobre que no puede darme un juguete y un libro, en lugar de obligarme a tomar una herramienta o un arma?”.
“El único objetivo de mi vida es que cada niño: sea libre, que tenga la libertad para crecer y desarrollarse, libre de comer, dormir, ver la luz del día, libre de reír y llorar, libre para jugar, la libertad de aprender, libre de ir a la escuela, y sobre todo, que sea libre de soñar”, subrayó.
El activista consideró que las soluciones para lograr esto no se encuentran en las deliberaciones de conferencias y recetas a distancia. Se encuentran en pequeños grupos y organizaciones y personas, que enfrentan el problema todos los días, sin ser reconocidos para el mundo.
Información tomada de INFO7