¡Chanfle! su “astucia” ya no estará más entre nosotros, en esta ocasión el “Chapulín Colorado” se nos “chispoteó” pa´el otro lado, en donde seguramente continuará haciendo de las suyas con su “Chipote Chillón” y sus pastillas de “Chiquitolina”, siempre recordaremos al héroe que era “Más ágil que una tortuga, más fuerte que un ratón, más noble que una lechuga, y que tenía de escudo su corazón”.
“Oh, y ahora, ¿quién podrá defenderme?”, muchos diremos, pero desde allá arriba él seguirá siendo valiente y defendiéndonos de los malos, cuando “sus antenitas de vinil estén detectando la presencia del enemigo”.
Pero no hay que “aprovecharnos de su nobleza” pues este hombre ha hecho reír a generaciones por muchos años y muchos países.
Desde hace muchos años, “Abrimos cancha a Roberto Gómez Bolaños y todos sus personajes a bordo de su poderoso automóvil modelo mil chorrocientos diecimuere, con transmisión paleolítica, dirección arcaica, motor de ocho cilantros y frenos de paciencia” y así se quedó en nuestra memoria y nuestros corazones.
“Bueno pero no se enojen” ni se pongan tristes, el recuerdo del comediante más grande de Latinoamerica; que le dio vida al “Chavo del Ocho”, continuará entre todos aquellos que crecimos al lado del niño del gorro y pecas, sufriendo con su torta de jamón y viviendo en el inolvidable barril de la vecindad.
En nuestra mente vivirá aquel pequeño que nunca reveló su nombre, distraído, travieso, juguetón, pero al mismo tiempo noble e inocente, aquel al que le gustaba muchisisisisimo el fútbol y que soñaba con ser como Enrique Borja, aunque no fuera tan bueno en la escuela y que siempre hiciera ver su suerte al “maistro longaniza”, el profesor Jirafales.
Su muerte “fue sin querer queriendo” pues muchos hubiéramos querido que permaneciera como el eterno niño que siempre salía en la televisión, pero “ya lo dice el viejo y conocido refrán”: “Al fin que para morir nacimos”.
Muchos quisiéramos decirle “No te vayas chavo”, pero su ida es inevitable, solo queda decirle, gracias por tantas risas, momentos alegres, consejos y ese humor blanco que deja huella en todo el mundo y seguramente él nos contestará “no hay de queso, nomas de papa”.
Roberto Gómez Bolaños ícono en la comedia nos deja un gran legado, que perdurará por siempre.
Este viernes se lanzó a un sitio distinto, donde nos reservará un lugar a su lado y que cuando sea el momento nos dirá “Síganme los buenos”.