Orizaba, Ver.
Por: Alex López
Derivado de los hechos violentos perpetrados en el municipio de Coatzacoalcos, donde 14 personas perdieron la vida, entre ellos un menor de edad, el vocero de la Diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez, señalo que son hechos que duelen y lastiman a la sociedad y más cuando se encuentra gente inocente.
“Realmente es un acontecimiento como muchos otros que nos conmueven, que nos duelen sobre todo cuando vemos que hay gente inocente, qué niños están muriendo a causa de la violencia, cómo Iglesia siempre vamos a estar del lado de los más débiles y ante la muerte de un inocente es verdad que nos queda como la contemplación de viernes Santo, ver que un inocente ha muerto pero que no se quede ahí, el señor Jesús tiene para darnos cuenta”, dijo.
Aseguró que ante ello, este Viernes Santo, las parroquias que comprenden la Diócesis de Orizaba, oraron por las víctimas, por la familias que sufren en todo el estado porque ese es uno de los tantos sucesos que llenan de violencia las distintas etapas de la entidad veracruzana.
“Aquí lo que queremos en primer lugar es anunciar la fortaleza que Jesús nos puede dar como sociedad en estos momentos, pero la misericordia del señor no está peleada con la justicia, y yo creo que ya es una voz de nuestro pueblo que pide justicia y paz, pide poder convivir sin temor a ser agredidos, poder caminar por las calles tranquilamente sin que las vaya a costar la vida, piden la certeza de saber que hay un gobierno qué quiere responder a sus ciudadanos y que ya no está en campaña, que se reconcilien las acciones, porque se ha creado un vacío de poder que se aprovecha por algunos para seguir delinquiendo”.
El vocero de la Diócesis señalo que por ello hoy, el llamado es qué los Gobernantes proporcionen la paz que como sociedad necesitamos., “Y para las familias que sufren el dolor por la violencia los manifestamos nuestra solidaridad, oramos por ellos y oramos para que el señor sea su consuelo, el señor sea su fortaleza y también nosotros como cristianos estamos tomados en este mundo, como lo decía en el mensaje inicial, a ser promotores de la esperanza, promotores de que esto se puede cambiar y hoy es cuando más Jesucristo debe impregnar nuestros corazones, nuestras voluntades y nuestras vidas”.