Nicolás Toledo tenía 78 años.
Nicolás Toledo no estaba muy convencido de ir a ver el desfile del Día de la Independencia la mañana del lunes en Highland Park.
El mexicano de 78 años necesitaba de una andadera para caminar y sabía que podría ser difícil para él desplazarse por las aceras llenas de gente en esa ciudad al norte de Chicago.
Su familia, sin embargo, no quería dejarlo solo en casa. Todos iban a asistir y era una buena oportunidad para pasar un día juntos.
Iban 15 de la familia y eligieron un buen sitio para ver el desfile en el centro de Highland Park. Los carros alegóricos comenzaron a pasar, dice Xochil Toledo, una de sus nietas que lo acompañó.
Súbitamente estalló el caos: Robert Crimo, un estadounidense de 22 años, comenzó a disparar hacia la multitud con un rifle de alto poder. Más de 70 disparos, según la investigación de la policía.
Nicolás Toledo fue uno de los siete fallecidos que dejó este ataque del 4 de julio.ç
Este martes Crimo fue acusado de siete cargos de asesinato.
“Un día que se suponía que iba a estar lleno de alegría y felicidad se convirtió en un sueño lleno de terror y dolor”, dice la nieta de Toledo en un mensaje de su perfil de Facebook.
Las autoridades han identificado a otras víctimas mortales como Katherine Goldstein, de 64 años, Irina McCarthy (35), Kevin McCarthy (37), Jacquelyn Sundheim (63) y Stephen Straus (88).
Irina y Kevin McCarthy eran una joven pareja que dejan huérfano a un bebé de 2 años que, según medios locales, fue encontrado tras el tiroteo solo y ensangrentado. Ya fue reunido con sus familiares.
“Un ángel de la guarda”
Xochil Toledo explica que su abuelo estaba sentado en medio de la familia cuando arrancó el desfile.
Mientras pasaba un carro con una banda en la Avenida Central de Highland Park, su abuelo se veía feliz, “disfrutando el momento”.
Escucharon detonaciones, que en un principio pensaron eran parte del espectáculo. Pero entonces comenzaron a caer las balas justamente en el lugar en el que estaba la familia.
Tres impactaron en el abuelo, causando su muerte.
“Él nos salvó la vida a todos. Pudieron haber ido [las balas] contra mí, contra mi novio o contra mis primos”, dijo Xochil Toledo al diario Chicago Sun Times.
Un hijo de Toledo trató de protegerlo y recibió un disparo en el brazo, pero todos los demás pudieron ponerse a salvo luego del ataque.
La familia dice que Toledo es “unángel de la guarda” que los protegió.
Abrieron una recaudación de fondos que en poco más de 24 horas obtuvo la respuesta de más de 1.200 personas y una ayuda superior a los US$60.000.
“No hay palabras para decir cuánto agradecemos a la comunidad por toda su ayuda en estos momentos tan difíciles para nuestra familia. Todas las donaciones irán para los gastos del funeral”, escribieron.
Algunas personas han regresado al sitio del ataque para colocar flores por las víctimas del tiroteo.
Nicolás Toledo estaba de visita a su familia al norte de Chicago, luego de dos años de no poder viajar a EE.UU. por las restricciones de la pandemia.
Era originario del estado de Morelos, en el centro de México, pero durante muchos años trabajó en Estados Unidos, donde está una buena parte de su familia conformada por su esposa y ocho hijos.
Tenía doble nacionalidad mexicano-estadounidense, así que pasaba largos periodos con su familia en Illinois.
“Lo trajimos aquí para que pudiera tener una vida mejor”, dijo su nieta al diario The New York Times. “Sus hijos querían cuidarlo y estar más en su vida y luego sucedió esta tragedia”.
INFO DEL UNIVERSAL