Según informó el instituto español, el análisis de los datos reveló que esta espectacular fuente exhibe un chorro de plasma muy curvado que presenta varios nudos, o regiones más brillantes, cuya naturaleza se desconoce.
La imagen resultante es equivalente a distinguir, desde tierra, una moneda de veinte céntimos en la superficie de la Luna.
La comparación de las observaciones espaciales y terrestres ha revelado que la galaxia OJ 287, que pertenece al grupo de los “blázares” -las fuentes de radiación continua más potentes del universo-, no alberga uno, sino dos agujeros negros “supermasivos“.
“Los resultados suponen un paso adelante en nuestro conocimiento sobre la morfología de los chorros en las cercanías del motor central. Confirman también el papel de los campos magnéticos en su lanzamiento y registran indicios indirectos de la existencia de un sistema binario de agujeros negros en el corazón de OJ 287″, apuntó la investigadora Thalia Traianou.
El hallazgo fue posible gracias a la técnica conocida como “interferometría de muy larga base” (VLBI, por su acrónimo en inglés), que permite que múltiples radiotelescopios separados geográficamente trabajen al unísono, funcionando como un telescopio con un diámetro equivalente a la distancia máxima que los separa.
En este caso, el equipo científico observó OJ 287 con antenas terrestres y en el espacio, de modo que la participación de la antena en órbita de diez metros Spektr-R -del Centro Espacial Astro de Moscú y apoyada por la Agencia Espacial Rusa- permitió crear un radiotelescopio con un diámetro quince veces mayor que el de la Tierra.
“Nunca hemos observado el funcionamiento interno del chorro en OJ 287 con un detalle tan fino”, destacó Traianou.
Con información de EFE