Armando Ontiveros es unos de los cerca de 30 mineros se han sumado como voluntarios a las tareas de rescate en los pozos de carbón de El Pinabete.
Al término de su jornada laboral en otro pozo cercano, se traslada en su bicicleta a la “zona cero” para integrarse a una de las cuadrillas y esperar las instrucciones de los militares o civiles que están al mando del operativo.
Con sudor y manchas de carbón en su rostro, Armando Ontiveros asegura que no le pesa cumplir esta doble jornada, porque se trata de rescatar a sus compañeros mineros que se encuentran atrapados.
Señala que pasa ocho horas en su cuadrilla para ayudar en todo lo que se le pida.
“Para mí no es pesado estar aquí porque son compañeros con los que he trabajado en otras minas y todos nos conocemos. Mi trabajo en la mina sí es pesado, es una friega, pero aquí no”, asegura.
“Es como cualquier trabajo, pero más peligrosos”, afirma Armando Ontiveros, unos de los cerca de 30 mineros que se han sumado como voluntarios a las tareas de rescate en los pozos de carbón de “El Pinabete”
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— El Universal (@El_Universal_Mx) August 12, 2022
Expresa su confianza en que los diez mineros aparezcan con vida y califica el trabajo de un minero con dos palabras: rudo y peligroso.
Dice que ya no le da miedo meterse a una mina porque “te acostumbras”.
“Es como cualquier trabajo, pero más peligrosos”, afirma.
Menciona que entre los mineros toman precauciones y medidas de seguridad para evitar accidentes, “y tratamos de cuidar a los más jóvenes porque ellos no tienen experiencia”.
Armando Ontiveros destaca que en su labor de 27 años como minero ha tenido accidentes como este de El Pinabete y la caída de piedras, pero reconoce que “es difícil” dejar este oficio por el pago que recibe.
INFO DEL UNIVERSAL