Este miércoles murió en Roma, Italia, a los 89 años el cardenal Javier Lozano Barragán, considerado durante décadas como el mexicano más influyente y con más alto rango en El Vaticano.
El cardenal sufrió la semana pasada una caída, por lo que fue trasladado a la Clínica San Pío Xi, pero salió el jueves 14 de abril porque se agotaron las opciones de tratamiento; padecía insuficiencia renal y otros problemas de salud.
El viernes 15, el papa Francisco lo visitó antes de dirigirse al Coliseo Romano para el Vía Crucis.
De acuerdo con la periodista Valentina Alazraki, el papa Francisco lo llamaba “Lázaro” porque siempre superaba sus problemas de salud.
Javier Lozano Barragán fue nombrado obispo en 1979.
De 1985 a 1996 fue el obispo de Zacatecas.
En 1996 el papa Juan Pablo II lo nombró presidente del Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios.
En 2003, bajo el pontificado de Juan Pablo II, fue nombrado cardenal.
Dejó la presidencia del Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios en 2009, cuando presentó su renuncia a Benedicto XVI por edad.
El cardenal Lozano Barragán pidió no ser incinerado y será trasladado a Zamora, Michoacán, donde se encuentra su casa y la sede de la fundación dedicada a su madre Lolita.
Javier Lozano Barragán nació el 26 de enero de 1933 en Toluca, Estado de México.
Se ordenó como sacerdote en el Seminario de Zamora, Michoacán. Estudió la licenciatura en Filosofía y un doctorado en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma. Escribió más de 70 libros.
El cardenal Lozano Barragán fue uno de los primeros en promover la canonización de Juan Pablo II. Fue testigo de la recuperación de un niño con leucemia terminal en Zacatecas y cuyo milagro es atribuido a Karol Wojtyła.
Con información de Valentina Alazraki y López-Dóriga Digital