Por: Ing. Alejandro Baizabal
La tormenta perfecta sigue su paso, estamos ante eventos que convergen sin precedentes, mientras que por un lado se incrementa la cifra de infectados por coronavirus en el país, el petróleo sufre un colapso histórico.
Hemos llegado a una fase de volatilidad enorme en el mercado petrolero. El lunes 20 de abril quedó marcado en la historia de Pemex. La mezcla mexicana llegó a umbrales negativos.
La pandemia ha colapsado la demanda por la paralización de la industria, movilidad y otros sectores. Los escenarios contemplan que se redujo hasta un 30% el consumo mundial de petróleo.
Se calcula que los inventarios en el mundo estén al límite en el siguiente mes de mayo. Esto traerá como consecuencia que los precios caigan aún más y los productores estrangulen o cierren pozos al no poder deshacerse del crudo.
El recorte mundial acordado en la OPEP, de 9.7 millones de barriles diarios, comienza el próximo 01 de mayo, y los escenarios plantean que será insuficiente.
Hay un dato importante. A lo largo del tiempo México ha ido despetrolizando su economía pues en otros años llegó a representar el 40% de los ingresos totales, hoy es el 17%. Esto quiere decir que se ha ido diversificando el portafolio de ingresos presupuestarios.
Ante ello la importancia de contar con una matriz energética diversificada para ser más resilientes y flexibles ante las tendencias y cambios del mundo.
Lo cierto es que los síntomas ya se reflejaron: el almacenamiento al límite, la cuarentena aplazándose en varios países y con ello la demanda de petróleo cayendo más de lo previsto.
Esto es una alerta para Pemex y el gobierno federal, de no aprender de ello, nos llevará al precipicio. Hay que estar atentos pues se espera otro temporal de precios a finales del mes.
De entrada, tienen que echar mano para seleccionar los campos o proyectos que tendrán que detenerse para recortar los 100 mil barriles prometidos en la reunión de la OPEP.
Los precios de la mezcla mexicana han tenido varios días sin alcanzar a costear un barril en sus campos. Es decir, nos cuesta más producirlo que venderlo.
No solo aquí ocurre, la industria del fracking en los Estados Unidos está viviendo una tormenta descomunal, pues los proyectos dejan de ser rentables con precios en el suelo.
Estemos pendientes al siguiente capítulo: Los árabes comienzan con descuentos dirigidos al mercado asiático, segundo mayor cliente de México. Esto causaría otro gran golpe.
Finalmente, quiero reconocer la entrega y profesionalismo del ejército de la salud. Son ellos quienes están dando todo. Y al resto, todos nosotros, nos queda actuar con responsabilidad para mitigar la propagación. ¡Quedémonos en casa! (Twitter: @alexbaiz)
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