Liliana Martínez López es creadora de juguetes de autor, es hidalguense y sus creaciones han llegado a otros países
Liliana Martínez López cerró los ojos por un momento y supo que tenía en sus manos lo que sería su pasión: trozos de tela, encajes, pinturas acrílicas, flores, cuentas, y una pasión por el detalle que ahora plasma en cada una de sus Friduchas, una muñeca de trapo que fusiona técnicas y estilos que la convierten en un juguete de autor.
Liliana registró su marca en 2016, Pynia Blava Toys, y lo hizo con la convicción de que cada una de sus creaciones sería única en su estilo, después de haber descubierto su habilidad en el taller de la diseñadora-ilustradora, Ixchel Estrada y el impulso de acercar parte de la riqueza cultural de México a sus sobrinas que vivían en el extranjero.
“Hay un sincretismo en cada muñeca, ninguna es igual, pero todas tienen la esencia mexicana: su cuerpo es movible pero hecho de tela como la muñeca Lele, es la representación de una Frida Kahlo cuando era pequeña, cuando tenía sueños y su vida no era tan sufrida, es un personaje icónico que a mi me causa admiración”, platica Liliana.
Pero la elaboración de cada una lleva horas de trabajo que combina con la crianza de su hija de cinco años, su profesión y su matrimonio, con un hombre español que la llevó a descubrir otra riqueza más que colocaría a cada muñeca.
“Mi esposo es catalán y en casa de su abuela descubrimos telas y encajes del siglo pasado en excelentes condiciones, así que me lo regaló y me traje el material en dos maletas, los envié a la tintorería y las Friduchas tienen un cuello con este encaje de los años 1950 al 70, así que se fusiona el arte popular mexicano con tela vintage que las hace únicas”, relata.
Así que en esta idea de profesionalizar el trabajo, se alió con Alejandra Hernández quien vive en Amealco, Querétaro, lugar donde se crean las muñecas Lele para que le hiciera los cuerpos de sus Friduchas; María Elena Tapia quién es una conocedora del bordado Tenango y realiza cortes de vestidos para cada una de las muñecas y la empresa Puro Amor, que trabaja la cerámica fría para realizar los labios en forma de corazón, así como el embalaje donde se guardan las creaciones.
Friduchas, muñecas únicas hechas en Hidalgo
Liliana Martínez López es creadora de juguetes de autor, es hidalguense y sus creaciones han llegado a otros países
Friduchas muñecas de autor creadas en Hidalgo (Elizabeth Hernández)
ELIZABETH HERNÁNDEZ
Pachuca, Hidalgo / 02.11.2021 18:59:36
Liliana Martínez López cerró los ojos por un momento y supo que tenía en sus manos lo que sería su pasión: trozos de tela, encajes, pinturas acrílicas, flores, cuentas, y una pasión por el detalle que ahora plasma en cada una de sus Friduchas, una muñeca de trapo que fusiona técnicas y estilos que la convierten en un juguete de autor.
Liliana registró su marca en 2016, Pynia Blava Toys, y lo hizo con la convicción de que cada una de sus creaciones sería única en su estilo, después de haber descubierto su habilidad en el taller de la diseñadora-ilustradora, Ixchel Estrada y el impulso de acercar parte de la riqueza cultural de México a sus sobrinas que vivían en el extranjero.
“Hay un sincretismo en cada muñeca, ninguna es igual, pero todas tienen la esencia mexicana: su cuerpo es movible pero hecho de tela como la muñeca Lele, es la representación de una Frida Kahlo cuando era pequeña, cuando tenía sueños y su vida no era tan sufrida, es un personaje icónico que a mi me causa admiración”, platica Liliana.
Pero la elaboración de cada una lleva horas de trabajo que combina con la crianza de su hija de cinco años, su profesión y su matrimonio, con un hombre español que la llevó a descubrir otra riqueza más que colocaría a cada muñeca.
“Mi esposo es catalán y en casa de su abuela descubrimos telas y encajes del siglo pasado en excelentes condiciones, así que me lo regaló y me traje el material en dos maletas, los envié a la tintorería y las Friduchas tienen un cuello con este encaje de los años 1950 al 70, así que se fusiona el arte popular mexicano con tela vintage que las hace únicas”, relata.
Así que en esta idea de profesionalizar el trabajo, se alió con Alejandra Hernández quien vive en Amealco, Querétaro, lugar donde se crean las muñecas Lele para que le hiciera los cuerpos de sus Friduchas; María Elena Tapia quién es una conocedora del bordado Tenango y realiza cortes de vestidos para cada una de las muñecas y la empresa Puro Amor, que trabaja la cerámica fría para realizar los labios en forma de corazón, así como el embalaje donde se guardan las creaciones.
“Yo pinto las caritas, les hago los tocados, collares y detalles porque es una pasión que me hace pensar en mi hija, en sus sueños, en lo que deseo de su vida, en mi amor por la vida y cada una de las Friduchas lleva esa esencia, y las hago pensando en que me gustaría que me regalaran una igual”, dice.
La evolución de las muñecas ha ido a la par de su empresa que vende un promedio de 20 muñecas al mes, unas se van al extranjero, pero la mayoría se queda en Hidalgo, en Pachuca, en la tienda Cachimochi ubicada en San Javier.
Esto no es un negocio como tal, es una muñeca noble que me inyecta pasión por hacerla y que sepa que esto que logran armar mis manos se encuentra en un espacio, un lugar de una casa mexicana, en el extranjero, en una tienda en la que pueda ser adquirida por cualquier persona porque tiene precios accesibles y muchas veces las y los niños prefieren una de esas creaciones a un juguete comercial, lo que me llena el corazón”, expresa.
Las Friduchas ahora son parte de la lista de la creatividad hidalguense que genera proyectos con artesanas y mujeres que trabajan en lo que saben y gustan hacer, y por un costo no mayor a los 700 pesos, se puede adquirir una Friducha que está llena de sueños, ilusiones, trabajo, entusiasmo y mucha creatividad hecha en Hidalgo.
Información Milenio Noticias