El fallecimiento de Cristina Pacheco provocó innumerables reacciones en la sociedad mexicana. La periodista y cronista, viuda del escritor José Emilio Pacheco, empezó su carrera en la década de los 60 ‘s, por lo tanto, es una de las figuras que han resultado determinantes para explicar al México moderno.

Las primeras reacciones partieron de los medios de comunicación que la cobijaron durante años. La Jornada recordó los más de 30 años en los que la periodista publicó su columna ‘Mar de Historias’, junto con un archivo de fotografías. También Canal Once, su casa desde 1977, la conmemoró como lo que fue: “una eminencia en el periodismo y gran persona.”

En cuanto a los actores políticos, la virtual candidata a la presidencia de Morena, Claudia Sheinbaum, la recordó como “una gran conversadora y sus entrevistas fueron un referente porque sabía ver lo extraordinario de las situaciones comunes.” Hasta el momento, Xóchitl Gálvez no se ha pronunciado al respecto.

No obstante, el espacio predilecto para Cristina no fue la política, sino la cultura. El Fondo de Cultura Económica fue uno de los primeros centros en rendirle homenaje; también, la Secretaría de Cultura lamentó el fallecimiento y recordó las producciones audiovisuales en Canal Once que “guardan su figura en la memoria colectiva del país”.

Distintos personajes del mundo intelectual le rindieron tributo a una de las más importantes promotoras de las artes en México. El escritor Juan Villoro la recordó como “una presencia imprescindible en la cultura mexicana (…) nos acostumbró a la inteligencia que siempre acompañó de una sonrisa”. De igual forma, el historiador Enrique Krauze la recordó por su periodismo que “le dió voz a quienes no la tienen”.

Finalmente, existen innumerables mensajes esparcidos en “X” de hombres y mujeres que recuerdan, con cariño, la extraordinaria carrera de una periodista que cabalgó entre los grandes intelectuales de su tiempo a la vez que entrevistaba de forma discreta a personajes olvidados de nuestra vida cotidiana.

Una de las entrevistas más recordadas de la periodista mexicana es la que le hizo a un niño migrante en 1996, reflejando la pobreza y la esperanza de un menor de edad.