Córdoba, Ver.- Con terapias de lenguaje, problemas de aprendizaje y con sesiones en la Sala Multisensorial, el DIF de Córdoba otorga atención a cinco menores diagnosticados con Síndrome de Asperger, así como a tres más cuyos diagnósticos están por confirmarse, al presentar conductas que se ubican dentro del espectro del Autismo.
Desde el 2007, cada 18 de febrero se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger, en alusión al natalicio de Hans Asperger, quien realizó un estudio sobre la psicopatía autística en la infancia en 1943, pero fue hasta 1981 cuando fue retomado y reconocido por la comunidad científica.
Gabriela León Mayoral, coordinadora del Centro de Tecnología Adaptada para Personas con Discapacidad –CTA–, explicó que el Síndrome de Asperger está considerado dentro de los trastornos del espectro autista, al compartir algunos rasgos característicos, encuadrando dentro de los trastornos generalizados del desarrollo.
Es un trastornos severo, considerado como un trastorno neurobiológico que comienza en la niñez y dura toda la vida, más frecuente en niños que en niñas, clasificándose como una forma de autismo de alto funcionamiento. Asimismo, ha sido recientemente reconocido por la comunidad científica (1994), siendo prácticamente desconocido este síndrome entre la población general e incluso por muchos profesionales.
En este tenor, las niñas y niños con Asperger que reciben atención en el DIF tienen edades que oscilan entre los cinco y los 13 años, atendidos de manera integral para mejorar sus habilidades de socialización, comunicación, lenguaje y el área afectiva, es decir, facilitar la expresión de sus emociones, con terapias acordes a las necesidades y avances del paciente.
Como en el caso de Francisco Quirino Tejada, de 9 años de edad, quien esta semana ingresó por primera vez a la Sala Multisensorial, logrando gesticular una sonrisa al entrar en contacto con el tubo de burbujas.
“Lo que procuramos es favorecer sus habilidades sociales, sobre todo en la adolescencia cuando puede tener más dificultades para relacionarse con sus coetáneos, pero algunos en la etapa adulta pueden ser tan funcionales que llegan a tener una pareja, concluir una carrera profesional”, refirió León Mayoral.
Una persona con Asperger tiene dificultades en el uso del lenguaje con fines comunicativos; en sus conexiones y habilidades sociales; presenta comportamiento relacionados con rasgos repetitivos o perseverantes; tiene una limitada gama de intereses; hay torpeza motora en la mayoría; y suele ser ingenuo y crédulo.
Además, tienen dificultad para mantener y llevar el ritmo de una conversación; son literales en su lenguaje y compresión; muy sensibles a sonidos fuertes, colores, luces olores o sabores; tienen gran fijación en un tema u objeto, y pueden llegar a ser auténticos expertos en ello; y son incapaces para mantener amigos de su misma edad.
Para un diagnóstico certero se debe acudir con especialistas como los neuro pediatras o psiquiatras, por lo que se recomienda a los padres estar muy atentos al desarrollo de sus hijos, especialmente a partir de los 3 años de edad, y en caso de notar un cambio brusco en su forma de comportarse, como agresividad, impulsividad y otras dificultades para socializar, acudir con un psicólogo, o al CTA del DIF para su valoración y canalización.
Francisco, entre el silencio y una sonrisa
Hania Tejeda Muñoz, es la mamá de Francisco (quien este 19 de febrero estará cumpliendo 10 años), un niño con autismo severo, ya que no habla y no ha logrado adaptarse a una escuela regular, por lo que acude al Centro de Atención Múltiple ‘Rosa María González Meneses’ en Córdoba.
Ante los problemas para socializar, llevó a Francisco al CRIO donde de inmediato le dijeron el diagnóstico de autismo, por lo que desde los tres años de edad ingresó al CAM.
“Espero en Dios que le sirva mucha entrar a la sala, cuando lo llevaba al CRIO ahí entraba y me daba cuenta que eso le ayudaba mucho”, expresó Hania ante la primera sesión para su hijo en la Sala Multisensorial del DIF de Córdoba.