*Padre Julián Verónica se va a Paraje Muevo y el padre Bombero, Óscar Martínez, de San Román a San José Omealca
El obispo Eduardo Patiño Leal comunicó esta tarde
Hermanos: Hemos vivido una Cuaresma intensa, con sus propias pruebas y con un gran deseo de renovar el corazón. En esta Misa Crismal hemos vivido la experiencia de ser una única Iglesia diocesana impulsada por el Espíritu Santo, mediante una misma fe, una misma esperanza y un mismo amor. Somos una Iglesia que se rejuvenece constantemente por el dinamismo del Espíritu, en la rica diversidad de carismas: en sus fieles laicos y en sus consagrados, una Iglesia cohesionada a través del ministerio pastoral de un único Presbiterio en comunión conmigo Obispo, indigno siervo y hermano de todos ustedes.
Los hermanos sacerdotes junto conmigo hemos renovado hoy nuestro compromiso como pastores al servicio de ustedes, pueblo de Dios.
Aprovechando como en otras ocasiones la colegialidad de esta celebración del Santo Crisma, les comunico que después de consultas y oraciones implorando la luz del Espríritu Santo, he decidido dar algunas nuevas encomiendas a varios hermanos sacerdotes para pedirles que compartan sus propios carismas poniéndose al servicio de otras comunidades parroquiales en nuevos destinos.
Los fieles que han sido beneficiados durante unos años por algún hermano sacerdote sea párroco o vicario, saben que en definitiva seguimos solo a Jesucristo, único y supremo pastor, y saben que nosotros somos solamente sus ministros: vamos de paso, dispuestos a estar siempre como misioneros, en actitud de pastores “en salida”. Permaneciendo como en la Pascua, con “la cintura ceñida, las sandalias calzadas y el bastón en las manos”, dispuestos para ir donde el Señor nos llame (cf. Ex.12,11).
Quiero agradecer la disponibilidad de los hermanos que enseguida nombraré: ellos han mostrado estar prontos para una nueva misión y atender los nuevos retos pastorales. Que el Señor Jesús recompense esta disponibilidad con un nuevo ardor y entusiasmo para vivir su vocación sacerdotal, con fidelidad, salud y alegría. Al mismo tiempo agradezco toda la entrega y esfuerzos que realizaron en las comunidades que hasta ahora han venido apoyando.
Quienes vendrán al relevo deberán potenciar todos los planes y obras pastorales de modo que no se detenga nada de lo bueno sembrado. En algunas comunidades quedarán proyectos y procesos que los nuevos párrocos, junto con los consejos parroquiales llevarán a su feliz término, con la ayuda de Dios y la colaboración de todos.
Invito a los que ahora voy a designar a que reaviven el don de Dios que recibieron por la imposición de las manos… pues el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad.” (cf. 2 Tim, 6ss). Conserven con todo el corazón lo que se les ha confiado, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Su Hermano y Obispo: Eduardo.
