Córdoba, Ver.- Con el objetivo de favorecer la inclusión laboral de las personas con discapacidad, el DIF Municipal impulsa la capacitación de este sector, a través del Taller de Reparación de Teléfonos Celulares que imparte el Ayuntamiento de Córdoba, como parte del programa Hábitat.
Cada jueves de 3 a 7 de la noche, desde hace cuatro meses, un grupo de 30 mujeres y hombres con discapacidad, desde jóvenes hasta personas de la tercera edad, aprenden cómo reparar un teléfono móvil, con el maestro Humberto Elvira Fernández, capacitador del Icatver.
El camión adaptado del DIF llega a la casa de todos los alumnos para llevarlos al Centro Comunitario ‘Benito Juárez’, y posteriormente los retorna a sus casas. Asimismo, les proporcionó el juego de puntas para desarmador con que trabajan.
Aunque la mayoría no tiene pleno dominio de la motricidad fina, ya saben cómo abrir un teléfono y buscar la causa por la cual ya no carga la batería, así como darle mantenimiento. “Conozco sus limitaciones y sé hasta dónde pueden aprender y hasta dónde no; siendo honestos, algunos sí me han sorprendido”, expresó Humberto Elvira.
Aurora Limón Rosas y Pérsico García Rodríguez, son los que registran más avance y si hay continuidad en el aprendizaje, conocimientos básicos de electrónica y la confianza de los clientes, ellos podrían ganar lo suficiente para el sustento diario.
Aurora es esposa y madre de un adolescente de 14 años, y es una de las alumnas que más avances registra, por lo que se siente feliz con lo que está aprendiendo, sobre todo porque en su vida diaria no acostumbra hacer uso frecuente del teléfono celular, especialmente los táctiles. Aurora tiene discapacidad motora por secuelas de poliomielitis.
Quiero trabajar en mi casa, porque nadie me da trabajo: Pérsico
Pérsico ayuda en la clase a quienes tienen dificultades por su discapacidad mental, y agradece en todo momento al maestro Humberto por lo que está aprendiendo. Hace tres años su vida cambió al caer 12 metros mientras trabajaba en el mantenimiento de una fachada de un local comercial. “Mi columna se hizo como un acordeón, se me fracturaron dos vértebras y me las reconstruyeron”.
Ahora aspira a ganarse la vida poniendo un puesto en su casa para reparar teléfonos, “porque en ningún lugar me dan trabajo, porque me tiemblan mucho las manos o se me ponen duras, o me bailan las piernas, si camino mucho se me ponen duras las pantorrillas”.
El hombre de 46 años también acude con un psicólogo, pues derivado de su discapacidad adquirida, la relación con su esposa cambió y ella optó por la separación, llevándose a sus dos hijos, por lo que vive sólo en su casa y subsiste con la ayuda de la gente que lo conoce. “Todos los que están aquí me alientan”, dice con optimismo Pérsico, luego de ser el único que ha logrado encender la pila de un viejo teléfono celular.